La Patrona de Capiatá tiene sus historias bíblicas y profanas , pues el tiempo se encargó de darle una historia que a muchos hace pensar sobre las penurias del Paraguay, en el que ni siquiera las imágenes que forman parte de su acervo cultural, han dejado de ser profanadas o hurtadas para fines particulares.
Aquella imagen labrada en el siglo XVIII pasó en un tiempo por Asunción.
La historiadora Margarita Durán informa que antiguos pobladores del lugar, a través de la tradición oral, sabían que esa imagen no era la verdadera. Y que luego de corroborar esa suposición, se encontró en la Catedral de Asunción para protegerla de algún rapiñero que podía llevarla durante la Guerra de la Triple Alianza ( 1864 – 1870 ) .En época del Monseñor Aníbal Mena Porta, siendo párroco del pueblo de Capiatá Virgilio Roa, se hicieron los trámites para que la auténtica imagen volviera a su lugar.
Cuenta Monseñor Pedro Rachit, que fue apoteósica la vuelta de esa imagen a su pueblo natal. En 1940, fue traída hasta el km 18 a casa del Señor Pablo Benítez y para la fiesta patronal el 2 de febrero llegó triunfante desde aquel lugar, en procesión con todos los devotos y católicos se rezo una misa cantada, conmemorando así su festividad.
En los días previos, preparativos y festejos con rezos, cantos, coloridas guirnaldas, carteles alusivos al acto, detonaciones de cohetes y bombas se anticiparon al acontecimiento.
La imagen sustituta es la que cada año se alza en procesión por su peso y peculiaridad. Y los capiateños, especialmente los que han vivido esta realidad y cuentan orgullosos la recuperación de la verdadera imagen de la Candelaria que luce en los altares de la Iglesia . La imagen, que por mucho tiempo sustituyo a la primera, es la utilizada para las procesiones en las fiestas patronales de la ciudad.
candelaria capiata