El impulso a la educación técnica y profesional ya está decidido, y comenzará a sentirse en las aulas desde el segundo semestre del año, según anunció ayer el ministro de Educación, Luis Alberto Riart, en la apertura del seminario internacional de Educación, Trabajo y Desarrollo. En este encuentro participaron representantes del sector educativo, de instituciones gubernamentales y del sector productivo. Riart señaló que la inversión necesaria es de 10 millones de dólares por año, durante tres años, a partir de 2012. El objetivo de esta inyección de dinero es principalmente la ampliación de la oferta y la actualización de los recursos con los que cuentan los alumnos para estudiar. Esto se debe a que la práctica es una faceta fundamental de la educación técnica, y no se puede llevar a cabo sin insumos. Un ejemplo de lo que significa el atraso: Riart mencionó que no es posible que los alumnos de mecánica del Colegio Técnico Nacional estudien con un vehículo de los años 70.
“Son diez millones de dólares en los próximos tres años para actualizar laboratorios, talleres obsoletos, dar impulso a escuelas agrícolas, para que los centros de formación profesional puedan tener condiciones”, expresó el ministro. Este año, se trabajará en la capacitación de los docentes y en las reformas curriculares.
La reforma curricular de la modalidad apuntará, entre otras cosas, a un sistema de estudios modular, en lugar de semestral.
Otro de los grandes cambios es el sistema dual. La manera exacta en que se cumplirá está por definirse. Una de las ideas es que los alumnos de tercer año pasen entre dos y tres días semanales en el aula y un número equivalente en las empresas, o en el campo, trabajando y aprendiendo en la práctica. Este sistema significa una alianza con el sector productivo y empresarial.
Para que la reforma de la educación técnica se produzca, también es un requisito que exista una normativa legal que la fomente. Para eso es necesaria la intervención y el apoyo de los parlamentarios.
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