Libertad apenas pudo empatar 3-3 con Deportivo Capiatá, al que lo arrolló en el inicio y ante el cual se puso en ventaja por dos goles en menos de diez minutos. Pero se relajó, Capiatá se puso arriba y mediante Jorge González se salvó de no perder. De todos modos, el empate virtualmente los descabalga de la lucha por el título.
El comienzo del repollero fue de ensueño. A siete minutos ya sacaba una ventaja de 2-0 ante un rival que parecía anestesiado. Jorge González y Antonio Bareiro gatillaron.
No atinaba reacción alguna ante el arrollador inicio local, y hasta parecía una actitud de rebeldía por el atraso de sueldos, que horas antes puso en riesgo el compromiso.
Incluso podría haber llegado un tercer gol en ese lapso, pero Capiatá comenzó a calentar motores después de los quince, y aproximó peligro a la cabaña de enfrente.
Así, y para no pasar vergüenza y dejar constancia de que deportivamente están en notable mejoría, la remontada fue posible gracias a Cristian Martínez y Gustavo Romero.
Con el 2-2 el encuentro se tornaba emocionante. Libertad tenía que ganar para mantener el carril conducente al título, pero en una acción casi intrascendente, Carlos Martínez de cabeza daba el golpazo para la ventaja auriazul.
Deportivo Capiatá mostró mejor fútbol que Libertad en el complemento, más homogeneidad y mayores posibilidades de un margen favorable.
Arriesgó al todo o nada, pero Jorge González, como en el inicio pateaba fuerte y establecía la paridad final, que matemáticamente deja aún abierta la chance de ser campeón, pero contrastando con una realidad que indica que el camino, indefectiblemente lleva la consagración a Para Uno.
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