Antonio Salcedo falleció en IPS a la edad de 78 años, por problemas de salud que lo aquejaban desde el mes de noviembre. La comunidad capiateña, especialmente la que tuvo la dicha y la alegría de conocerlo y compartir con el, siente en el alma su aún inesperada partida.
Antonio cosechó amigos por todos lados en las diversas facetas y etapas de su vida; como capataz del Club 2 de Febrero, como proyector de cine en películas de 135 mm. Sin embargo, en medio de todas estas actividades siempre estuvo al servicio de la iglesia Virgen de la Candelaria de nuestra ciudad. En las últimas décadas dedicó exclusivamente todo su tiempo a la parroquia y la Comunidad Educativa Virgen de la Candelaria.
Antonio por su sencillez, su humildad, su alto espiritu de servicio, por su lealtad consigo mismo y con los demás, pasó a ser todo un personaje. Idolo de los niños, admirado por los jóvenes y respetado y querido por todos.
"Toño" estuvo al sevicio de la iglesia por más de 50 años. "Desde la época del paí Idelfonso Medina ya estuve por la iglesia, luego continué con el paí Sanabria, paí Rachid, paí Aveiro, paí Piter y ahora con el paí Velasco", me había comentado Antonio, tres años atrás cuando en medio de un tereré tuvimos la ocasion de tener una conversación de amigos.
Antonio hasta su desaparición era uno de los principales campaneros del templo de la Candelaria. Tantas historias y anécdotas acumuladas a través de las décadas desde el campanario de nuestra ciudad. Tantos toques y repiques de campanas para anunciar alegrías y tristezas de nuestro pueblo a lo largo de los años, para anunciar misas, festejos patronales, dobles para despedir a nuestros seres queridos, etc. Hoy esas campanas en interminables repiques lloran su partida.
Antonio hasta su desaparición era uno de los principales campaneros del templo de la Candelaria. Tantas historias y anécdotas acumuladas a través de las décadas desde el campanario de nuestra ciudad. Tantos toques y repiques de campanas para anunciar alegrías y tristezas de nuestro pueblo a lo largo de los años, para anunciar misas, festejos patronales, dobles para despedir a nuestros seres queridos, etc. Hoy esas campanas en interminables repiques lloran su partida.
El paí Velasco con profundo pesar dijo que Antonio era uno de lo autenticamente nuestro. "Hombre de parroquia, de iglesia, de la comunidad. El es de la misma sangre, es algo propio de nuestra situación. Sentimos su partida y estaremos dando todo el apoyo y respaldo a sus familiares", señaló el sacerdote capiateño.
Antonio, cumpliste como padre, ciudadano y amigo. Paz en tu tumba amigo.