martes, marzo 07, 2017

De la gran esperanza a la mayor frustración

De la gran esperanza pasamos a la mayor desilución y frustración con la selección capiateña en las finales del Campeonato Nacional de Fútbol de Salón, Itapúa 2017. Así como la selección fue sensación en la primera fase ganando con contundencia sus cuatro partidos, marca que nunca había alcanzado Capiatá en todas sus participaciones anteriores en finales, también experimentó la peor derrota en toda su historia como selección. Jamás había perdido por goleada por una diferencia de 9 goles. Quizás esta sea la más dolorosa derrota y eliminación, por la manera en que se dio, en toda la historia del salonismo capiateño, a nivel de selección.
El entusiasmo y fervor previos, las grandes expectativas y la plena confianza de seguir avanzando con seguridad en las finales de Itapúa, en cuestión de minutos, pasaron en convertirse en momentos de terror, incredulidad y asombro. 

Bien temprano del juego, la noche se presentó para Capiatá y sus seguidores mucha más densa, espesa y obscura. 

Ni el más pesimista se iba a imaginar que antes de los cinco minutos ya perdíamos 2 - 0. Sin embargo, por un instante todos pensábamos que era nada más que un accidente del juego y que el equipo iba a reaccionar y cambiar el curso del partido. Lamentablemente tal cosa no ocurriría nunca. 

No paso mucho para que los chaqueños marcaran el tercero y el cuarto. La cosa se complicaba de sobremanera. Villa Hayes vapuleó a Capiatá que seguía perdido en la cancha. 

Los hayenses tuvieron tiempo para marcar dos goles más para que el primer tiempo termine con un categórico 6 - 0. Capiatá fue superado en todas sus lineas y jamás reaccionó ante los embates del rival.

El panorama se presentaba horrible, pero aún había una pequeña esperanza de que en el segundo tiempo obre el milagro y puedan aparecer la experiencia y la capacidad, especialmente de los refuerzos, para mejorar las cosas.

Esta pequeña esperanza pronto se diluyó, por que apenas arrancó el segundo tiempo, fue de nuevo Villa Hayes que aumentaba el tanteador. Los hermanos Ayala y Renault simplemente fueron imparables para los capiateños.

Las principales figuras de Capiatá estaban perdidos y desorientados. El arquero Cristian Garcete, con toda su experiencia se veía dubitativo y nervios. Los hermanos Adam y Pitu Román jamás aparecieron. Pitu caminaba en la cancha, sin ánimo, sin convicción, muy por el contrario de partidos anteriores. Dario Herrera intentaba pero no le salía nada ante el buen planteamiento del rival y el poco acompañamiento de sus compañeros. 

Las veces que ingresaban los jugadores de la casa, Leo Benítez, Federico Ocampos, Patito Medina ponían alma y corazón en cada jugaba. Ocampos fue quien convirtió el único tanto del descuento. Echeverria ingresó y tuvo tan mala fortuna que en poco tiempo tuvo salir por dos tarjetas amarillas.

El técnico José Sánchez estaba perdido en la banca, no sabía que hacer. En uno de los últimos intentos por mejorar algo se jugó al límite, sacando al portero y enviando al arco a Dario Herrera, para tener el quinto jugador e intentar con remates de Herrera y pases certeros llegar al arco rival.  Sin embargo esto también significaba exponer al máximo al equipo. El plan tampoco funcionaría, todos los remates de Herrera eran interceptados por los jugadores de Villa Hayes que salían con un rayo y ya estaban frente al arco de Capiatá. Ya no había caso llegaría tres goles más para el 10 - 1, festín hayense y la humillación capiateña. 

Villa Hayes jugó a placer y pudo haber ganado por una diferencia aún más amplia. La mayoría de los jugadores de Capiatá parecían fantasma o estar hipnotizados. Fue una locura.

Había varios lesionados

Nuestro puesto de trasmisión radial estaba en el segundo tiempo detrás de la banca de Capiatá. En un momento, cuando ya el panorama se presentaba horrible, me llama el asistente técnico y me dice en el oído que tenían cuatro jugadores lesiones. Que Marcelo Garay, tenía problemas en el aductor, que Pitu Román en la rodilla, que Herrera tenía problemas en los juanetes del dedo gordo y que también el Portero Garcete estaba con problemas en uno de los dedos. No se si me comentó a manera de excusa y si en verdad estos jugadores estaban con los inconveniente mencionados, pero lo cierto y lo concreto es que no todos ellos fueron ni la sombra de los juegos anteriores, y para nuestra triste suerte, no aparecieron en el partido más importante, en el juego que no tenía retorno, y que habría que ganar como sea.

Un dolorosa eliminación

Capiatá acusó en Carmen del Paraná una de las más dolorosas derrotas con eliminación. Dolorosa por que fue por una tremenda goleada que nunca antes sufrió en ningún nacional. Dolorosa por que más que nunca toda la afición del fútbol de salón capiateño confío y tuvo una gran expectativa y hasta soñó y se ilusionó con que Itapúa era el departamento donde podíamos consagrarnos por primera vez. Más dolorosa todavía, por que todos sabemos, que en esta selección se invirtió una millonada, para finalmente terminar sin pena ni gloria en Itapúa. Incluso terminamos con más penas por la humillación jamás antes sufrida. En finales anteriores Capiatá llegó en varias ocasiones a estas instancias, siendo eliminado en partidos parejos por ajustada diferencia o en penales. Lo de la derrota ante Hayes es difícil de asimilar y más difícil de comprender.

Ojala que al menos como consuelo aparezca algún responsable de la federación para al menos explicar que fue lo que pasó realmente para que terminemos de la manera en que terminamos en Itapúa.

Más allá de la eliminación lo positivo y destable fue la presencia en cada jornada de seguidores de nuestra selección. Grupos y familias enteras se instalaron desde primer, hasta el último día, en Carmen del Paraná, dejando todo, y realizando cuantiosos gastos, por estar de cerca y acompañar hasta el final a nuestra querida selección. A toda esta gente un gran aplauso.

De nuestra parte también, como medio de comunicación, orgullosos de haber escrito un capitulo más en nuestra ya dilataba tarea de comunicación acompañando a Capiatá por otro lejano territorio de nuestro país. Al igual que varios amigos hemos estado desde el primer día por Caramen del Paraná. Nos hubiera gustado seguir gritando los goles y escribiendo sobre las grandes victorias de Capiatá, pero por esas cosas que tiene este deporte, hasta aquí llegamos. Que le vamos a hacer... Pero el fútbol siempre tiene revanchas, y espero que en adelante vayamos aprendiendo de los errores y desaciertos para encarar el futuro con mucho más solvencia y seguridad para alcanzar el objetivo anhelado.

Milciades López Vallejos


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