Los colegios secundarios no reciben el dinero que el Estado debe transferirles para que funcionen, según la Ley de Gratuidad de la Educación Media. Para que las instituciones sigan operando, los directores y las comisiones de padres contraen deudas que no saben cuándo podrán honrar.
A partir de la entrada en vigencia de la Ley de Gratuidad de la Educación Media, que rige desde el 2010, los colegios reciben dinero del Estado por cada alumno matriculado. Sus familias no deben abonar ningún monto. Los montos que se transfieren son de G. 90.000, 150.000 o 300.000 por alumno, según asistan a un Bachillerato Científico, Técnico en Servicios, Industrial o Agropecuario.
El problema es que esa transferencia se hace en dos partidas. Y la segunda partida nunca llegó, a pesar de que falta solo un poco más de un mes para que terminen las clases.