Una enorme montacarga apareció de la nada esta siesta y procedió rápidamente a derrumbar la vivienda. El maquinista empezó a tirar todo abajo asi como estaba la vivienda, no hubo siquiera corte de electricidad ni de agua en la instalación. Definitivamente la orden era desplomar y hacer desaparecer todo lo más pronto posible.
Algunos vecinos que se percataron de la situación pidieron explicación al maquinista que no se tomaba tregua en su tarea. Lejos de escuchar y responder daba más alta revolución a sus motores y seguía con el derrumbe.
Ante el grito de reclamo de una señora reaccionó de mala manera incluso insinuando dirigir la máquina hacia ella. Esta situación hizo que la mujer sumado a otras personas empezaran a tirar algunos restos de escombros hacia la máquina.
El tractorista bastante prepotente lejos de inmutarse seguía con su tarea desafiante, incluso en un momento exhibió un arma contundente, algo parecido a una llave grande o una varilla de hierro con el que amenazada a la gente. Esta situación enervó aún más a quienes reclamaban que seguián gritando al tractorista. Finalmente y cada vez más presionado por los presentes decidió abandonar el lugar no sin antes vociferar y levantar los brazos hacia arriba en señal de victoria por lo que logró realizar.
Tras el retiro de la máquina se pudo constatar que el 90 por ciento de la vivienda resultó desplomada.
La situación generada caldea aún más el ambiente entre vecinos.
fuente. capiatadigital.com
feutm
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