Es increíble que en una comunidad tan grande como Capiatá, la gente tenga que sufrir por culpa del transporte público, y quedar expuestos a la gracia de Dios para no tener problemas en el trabajo o llegar sanos a casa una vez que termina la jornada laboral. El calvario es el que sufren los vecinos que precisan de la línea 52 “La Candelaria”. “Hace tiempo que esto nos está quebrantando a todos. Debería de darle vergüenza a esta gente. Por culpa de la línea 52 cientos de personas como yo, que trabajamos y salimos temprano y llegamos tarde a casa, sufrimos mucho” dijo con la voz alterada por los nervios doña Maura Escobar, quien ya está cansada de toda esta situación. “Lo único que deseamos es salir a la ruta y que haya un colectivo que nos traslade hasta nuestro lugar de trabajo” agregó.Sabiendo que la conciencia de los dueños de la empresa es “llenarse los bolsillos jugando con la tranquilidad y seguridad de la ciudadanía”, la señora implora a sus representantes, a quienes votó en las elecciones municipales, para que den una solución a este tema.En un escrito presentado solicita a los concejales y al “Lord” capiateño, Luis González, que busquen la vuelta para que este calvario acabe de una vez.
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