martes, junio 18, 2013

El pueblo capiateño va despertando tras enseñanzas de Mons. Rachid

Toda esa expresión de un pueblo, que se avizora como algo nuevo, celebrada en la caminata del pasado 10 de junio en la ciudad de Capiatá, es la continuidad de algo más global que comenzó décadas atrás con monseñor Pedro Rachid, dijo en una entrevista el párroco José María Velasco, de la iglesia Virgen de la Candelaria. Rachid había sido sacado de la parroquia por hacer suyos los reclamos del pueblo, por apostar al progreso de la comunidad.


–¿Padre, cómo nace este despertar de la gente en Capiatá?
–Tenemos que hacer memoria de la historia. Podemos decir que se inició todo con Mons. Pedro Rachid, un hombre serio, responsable y abierto a todas las necesidades sociales de la comunidad, que se ocupó de ver viviendas sociales, terrenos y especies de cooperativas que formaron. Él luchó tanto por el progreso de Capiatá y, al parecer, se lo pagaron con la expulsión.
–¿Lo expulsaron?
–Algo así. Un grupo al que no le gustaba que monseñor Rachid trabaje con la gente pidió su traslado y lo consiguió. Fue hace mucho tiempo, décadas, luego de servir a la comunidad por cerca de 14 años. Él falleció en el 2008.
–¿Surgió todo con él?
–Sí. ¡Mucha gente empezó a sentir el gusanillo cristiano comunitario! ¡Mucha gente comenzó a sentir que Capiatá no caminaba! La gente comenzó a sentir ilusiones cristianas por otro tipo de convivencia ciudadana. Pero faltó el paso de la organización cristiana.
–¿Y la caminata cómo se inicia?
–Esa caminata del 10 de junio tiene sus bases más seguras en la proyección del padre Osvaldo Aveiro, jubilado ya, luego de servir mucho tiempo a Capiatá. La parroquia con él se dividió por comunidades, se dividió para dar abasto a todos con la catequesis, luchó por darle profundidad a la evangelización cuestionadora y formadora de personas.
–¿Fue un cimiento?
–Puso los cimientos para establecer y asegurar las bases de las comunidades que él promovió, fundamentó y que hoy son una realidad. Decenas de catequistas actuales se hicieron personas con su acompañamiento. Las personas se comprometieron en el servicio comunitario gracias a él, y en la caminata de concienciación ellos han sido puntales en todo el proceso nuevo capiateño. Puso las bases de las comunidades, pero faltaba profundización.
–¿Cuándo se profundiza?
–Esa caminata del 10 de junio comienza a dar señales de vida con la organización de la comunidades cristianas que han ido oscilando según los tiempos. En cada comunidad comienza a organizarse, a motivarse grupos de personas, unos ya de etapas anteriores y otros nuevos.
–¿Desde la Iglesia se impulsa?
–El Evangelio comienza a ser la base, pero un Evangelio transmitido no desde el cielo eterno, sino desde el cielo de la tierra que tenemos que construir. Comienza a sentirse la fuerza de la palabra y eucaristía en todas las comunidades. La catequesis siente la necesidad de aterrizar en los problemas reales de la persona, de la comunidad y de la sociedad.
El tema del valor de la persona: “Somos imagen de Dios para dominar y darle sentido a la creación” se extiende en todas las reuniones, jornadas, encuentros. Hay como una ilusión que parece que salía de la nada.
–¿Todos los miembros de la Iglesia ponen su parte?
–Animadores, celebrantes, catequistas y movimientos comienzan a sentir la confianza que el pueblo empieza a prestarles. Se convierten en el valle de lágrimas de los condenados a la muerte como personas. La atención a la formación de los animadores, celebrantes y catequistas comienza a ser la niña bonita de todo el quehacer de la comunidad parroquial, y cuanto más crecen en la fe y en el compromiso comunitario, más exigencias se van planteando.
–¿Y sienten cierta oposición de algunos sectores?
–Este caminar de una conciencia clara comunitaria y valorando la persona no satisface a los que están o estaban acostumbrados a hacer su propia voluntad, sobre todo las instituciones públicas y privadas. En esta caminata comunitaria de sentirnos todos de todos se siente la necesidad de promover la educación en una escuela que Mons. Rachid, con tanto cariño, había construido.
–¿El trabajo se extiende a la escuela parroquial?
–Se busca el camino de un trabajo de valorización del educador, se renuevan los programas, el valor de la persona, familia y comunidad, que comienzan a ser los pilares. Se arranca con todo en el tercer ciclo de la escuela, la media y la universidad con todos los servicios que se les puede prestar, pero siempre metido en la comunidad y sintiendo los problemas de Capiatá, de la nación y el mundo. Por supuesto esto ya a muchos no les comienza a gustar.
–¿A que servicios se refiere?
–Surgen a pedido de los animadores y gente positiva servicios que respondan a las necesidades reales: atención a las familias, comedores comunitarios, cooperativas, costureros. También está la radio y un semanario, que van alimentando el sentido crítico y dando posibilidad a que todo el mundo pueda hablar, comunicarse y hacerse sentir. Esto produce mucha crisis, pero nadie da marcha atrás.
Volviendo a la caminata ciudadana. Junto a esta caminata aparecen grupos de protesta directa, grupos investigadores de la corrupción terrible existente y, sobre todo, aparece la Contraloría Ciudadana Despertar Cristiano, que ha tenido y tiene una investigación total de lo que ha sido y de lo que se han ‘comido’ en Capiatá.
Contra esta caminata de alegría ciudadana cívica aparecen lo que cariñosamente se llaman los clanes que han tratado de humillar, de desbaratar, que han jugado y juegan con todas las autoridades superiores, tienen abiertas las puertas en todas las fiscalías, ministerios, etc. Y siempre salen ganando, tapando su corrupción. Pero el pueblo capiateño ya no calla y ha perdido la confianza en los clanes, que sin merecerlo se convierten en autoridad por la compra y venta de conciencias. Esto crea una desconfianza hacia las autoridades que tienen que cuidar la justicia comunitaria ¿En qué fiscal creer si detrás está la coima de los que son corruptos?
–¿Y al pueblo qué le resta?
–Todo esto ha ido creando una conciencia en el pueblo que quiere responder. Año tras año, como un homenaje a la patria, en coincidencia con el día de los excombatientes, y así se ha ido manifestando la comunidad, donde todos tienen lugar para hablar, para denunciar o proponer. Incluso mucha gente joven y mayores están acompañando el proceso desde el silencio, desde el lugar que ocupan, desde la participación directa en criterios y propuestas influenciados por las enseñanzas de monseñor Rachid. Parece que este espacio se está convirtiendo en la fiscalía propia del pueblo.
adelval@abc.com.py
Por Antonia Delvalle

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por su comentario.