Un total de 75 personas adultas y trabajadoras de Capiatá recibieron sus títulos de bachiller en Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación. La coordinadora de la Sede Tutorial Nº 114, Prof. Beatriz Thielke de Bobadilla, valoró el empeño de los alumnos por superarse, “porque la educación es una llave que abre mil puertas para un futuro lleno de esperanzas”.
La emotiva ceremonia de colación de los bachilleres en Educación Media a Distancia de Jóvenes y Adultos, del Centro Educativo M – 45 de la sede tutorial Nº 114, se cumplió en el local del liceo nacional San José Obrero, ubicado en la Compañía 10 Laurelty.
Asistieron los cónyuges, hijos y otros familiares de los egresados, además de la directora del liceo, Olga Recalde, y la supervisora pedagógica de la Región 3, Lic. Petrona Brítez de Martínez.
También participaron representantes de la Academia Militar “Francisco Solano López”, cuya banda de música amenizó el acto.
La octava promoción, que lleva el nombre “Bicentenario de la Independencia del Paraguay”, tuvo como madrina a la magíster Ana Lesmo de Riveros, coordinadora departamental de Educación. La mejor egresada es Norma Ojeda Agüero y el mejor alumno, Aldo Agapito Encina.
Cada uno de los graduados recibió con orgullo su título, que les posibilita avanzar para poder alcanzar una carrera universitaria.
Durante su discurso, la coordinadora del Centro Educativo M-45, Prof. Beatriz Thielke de Bobadilla, valoró el esfuerzo de cada uno de los egresados.
“No reciben un simple papel, sino una llave que abre mil puertas para el futuro, un futuro lleno de esperanzas. Quizá haya obstáculos, pero hay que seguir luchando. No hay nada fácil, tampoco imposibles cuando uno quiere cambiar el rumbo de su vida y el de su familia”, resaltó.
Testimonio
Uno de los egresados es José Ruiz Orzusa, quien relató que gracias al esfuerzo y el apoyo de su familia, compañeros de trabajo y de los profesores, puede hoy ver coronado el esfuerzo que realizó para poder convertirse en bachiller a los 41 años de edad.
“Algunas veces mis hijos se reían de mí, me retaban incluso cuando les pedía ayuda para hacer mi trabajo práctico, pero luego comprendieron la importancia que también tiene para mí terminar mis estudios”, expresó.
“No había podido seguir estudiando, porque nací en una cuna muy humilde, en Quiindy, a 104 kilómetros de la capital. A los 8 años vine como niño de la calle para vender caramelos y ayudar a mi familia”, resaltó.
Con sacrificio pudo concluir sus estudios primarios (sexto grado) y después ingresó como personal de nuestro diario.
“Algunas veces mis hijos se reían de mí, me retaban incluso cuando les pedía ayuda para hacer mi trabajo práctico, pero luego comprendieron la importancia que también tiene para mí terminar mis estudios”, expresó.
“No había podido seguir estudiando, porque nací en una cuna muy humilde, en Quiindy, a 104 kilómetros de la capital. A los 8 años vine como niño de la calle para vender caramelos y ayudar a mi familia”, resaltó.
Con sacrificio pudo concluir sus estudios primarios (sexto grado) y después ingresó como personal de nuestro diario.
abcdigital
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