La alegría fue aumentando a medida que llegaban buenas noticias desde Ypacaraí.
La selección capiateña jamás perdió la esperanza y encaró con empuje y firmeza el último juego ante la siempre complicada selección itaugueña. Las chances eran mínimas, pues no dependía de sí y sus posibilidades de seguir vivo en las eliminatorias se jugaban en dos canchas.
Capiatá debía ganar y luego esperar el milagro. El quinteto auriazul entró convencido que no había otro camino que el de la victoria para mantener encendida la antorcha de la esperanza.
Capiatá entró con todo al partido. Gran parte del primer tiempo fue un monólogo capiateño, con alrededor de 14 chances de gol que no se pudieron efectivizar. El buen trabajo del portero itaugueño, acompañado de una gran fortuna de su arco, hicieron que la etapa inicial concluya con el marcador en blanco.
El segundo tiempo de vuelta arrancó con la presión capiateña. La presión era sistemática, pero el arco itaugueño parecía embrujado. Finalmente, sobre el minuto seis, Marcelo Garay, rompió el maleficio y puso el 1 - 0 para Capiatá.
Conciente de que la mínina diferencia no aseguraba nada seguía presionando en busca del segundo. Sin embargo, un contragolpe resultó fatal e Itauguá llegó al empate sobre el minuto 16 del ST. Apenas era el segundo remate itaugueño hacía el arco capiateño en todo el partido pero ya conseguía emparejar. Las cosas de vuelta empezaban a complicarse, además las noticias venidas de Ypacaraí no eran alentadoras. Ypacaraí ganaba 3 - 1 y ya se jugaba el segundo tiempo.
Sobre el minuto 24, otra vez Garay, colocaba arriba a Capiatá. Renacía la esperanza. Inmediatamente llegaban noticias del empate de Sanber ante Ypacaráí. El festejo del público capiateño en las gradas del Nicolás Leoz fue total, pues ese resultado señalaba un juego extra entre Capiatá e Ypacaraí.
Capiatá finalizó su partido con su victoria por 2 - 1, hizo su parte, pero aún faltaban cinco minutos de juego en Ypacaraí, una eternidad, mientras la preocupación y la incertidumbre ganaban fuerza. Pero nuestra Santa Patrona, La Candelaría, obraría el milagro y la selección de San Bernardino consiguió el gol de la victoria a falta de menos de dos minutos del final. Alegría total!. Capiatá resucitaba y pasaba directo al repechaje.