La plata yvyguy o la búsqueda del tesoro escondido ha sido la gran “distracción nacional”, dice Villagra Marsal y explica que, contrariamente a lo que se cree, el tema comenzó antes de la Guerra del 70, tras la expulsión de los Jesuitas por Carlos III. Las misiones del Paraguay eran las más ricas y prósperas de todas y los jesuitas fueron embarcados desde su central en Asunción con una mano detrás y otra adelante: “Le revisaron hasta las partes íntimas. El informe (del Cabildo de Asunción y vistas de Aduanas) dice con mucho respeto los reverendos padres, pero la verdad es que los desnudaron para ver si llevaban algo”.
Los jesuitas tenían un poder monopólico de exportación y ganaron muchísimo dinero con la yerba, muy codiciada entonces, junto con el cuero y el tabaco, mientras los criollos no podían exportar. Hicieron una fortuna inmensa que, según parece, la mitad iba a Roma y la otra mitad quedaba aquí en Paraguay en lingote de oro, relata el investigador. “Se habla de una cantidad muy grande que está reunida en un solo lugar, 27 toneladas de oro, no en las misiones precisamente, pues tuvieron tiempo de guardar. Ellos tenían tres estancias importantes, una en Itapúa, otra en Paraguarí y otra en Caaguazú”.
Villagra Marsal dice conocer gente que ha encontrado una campana de origen jesuítico en Caaguazú a unos 7 metros bajo tierra llena de diamantes y bien tapada con cera. “Yo tengo la campana en mi museo y la persona que la encontró en los años 70 tuvo la buena suerte de poder llevar a Amsterdam a vender los diamantes”.
La existencia de los tesoros también surge de los tiempos de Don Carlos A. López cuando el Estado tenía el monopolio de la exportación de productos paraguayos, lo que se llama un estanco. Los campesinos producían y entregaban al Estado y Don Carlos les pagaba en efectivo. “No era nada raro encontrar en casas campesinas de esa época objetos de plata como bandejas, vasos, jarros, libra esterlina y Carlos IV de oro”.
Durante la guerra, cuando la mayoría del Estado Mayor del Mariscal López estaba en Azcurra, en 1869, después de la batalla de Lomas Valentinas, se ordena a todo paraguayo o familia paraguaya que posea oro, plata u otros objetos valiosos a que acuda cuanto antes por sí o por mensajero a entregar ese dinero al Gobierno del Paraguay en Azcurra. “Si eso no pudieron hacer por las circunstancias de lejanía, presencia cercana del enemigo, etc., ordenaba que todos esos tesoros se enterraran. Entonces hay una enorme cantidad de tesoro escondido. Mucha gente halló cantaritos de cuatro o cinco monedas, unos cuantos anillos, que no son demasiado. Pero si son libras esterlinas es bastante porque no solo tiene valor monetario sino numismático”. Hoy día la búsqueda sigue de la forma más sofisticada.
Durante la Convención Nacional Constituyente Villagra había presentado con Romero Pereira un proyecto, aprobado, por el cual se institucionaliza la propiedad de la riqueza del subsuelo y donde se dice que todo el subsuelo le pertenece al Estado. “Si un propietario halla en su tierra titulada es suya; si es en tierra fiscal debe darle la mitad al Estado y si encuentra en una propiedad ajena tiene que compartir con el propietario. Está legislado en el Código Civil”.
En todo este tiempo el tesoro enterrado ha sido una adicción que ha arruinado a mucha gente que se dedica a comprar aparatos y más aparatos para buscarlos y que en muchos casos indican y estiran para detectar cualquier cosa. “Puede ser que se haya encontrado así cerca de Villeta, pero en las zonas de las batallas hay gran cantidad de metales enterrados en bayonetas, fusiles, sables, etc. Entonces el aparato buscador de tesoros funciona de inmediato”.
En Piribebuy también está enterrado el tesoro de la Iglesia que era muy rica por la devoción a Ñandejára Guasu y había candelabros de plata, de oro, una virgen con un collar de perlas hasta la rodilla que le daba tres vueltas al cuello, objetos de oro como patenas, cálices, etc.
A 200 años de la Independencia y siglos de búsqueda de plata yvyguy, pese a toda la leyenda, es poco lo que se sabe de los hallazgos, pues “la persona que sacó no tiene mucho interés en contar, sino que trata de deshacerse del oro, convertirlo en dólares, euros o adquirir otros bienes. O en todo caso, nadie se queda con las monedas ni los lingotes en la casa”.
POR PEDRO GOMEZ SILGUEIRA