Una gran concurrencia de fieles se registró ayer
en la iglesia de la Candelaria de Capiatá, así como en todos los templos
católicos del país, donde se revivió la pasión y muerte en la cruz de
Jesucristo. En el lugar y como es costumbre desde hace bastante,
estuvieron presentes los estacioneros, que con su canto recordaron a los
presentes lo que sufrió Jesús hasta el momento de su muerte.
Los encargados de la celebración, en el inicio, acordaron las lecturas bíblicas con el público, de modo a que todos los presentes puedan seguir el orden de la celebración y entender el contexto para revivir el momento en que Jesús fue aprendido por los romanos y luego crucificado.
El cura de la iglesia la Candelaria en la homilía central pidió a Dios, que aún estaba clavado en la cruz, que guíe al Hombre en sus momentos de debilidad como él hizo durante toda su vida y más aún cuando pasó el mayor de las pruebas. “La cruz que llevaba era para que lo sacrificaran en nombre de todos nosotros, él dio su vida por amor a nosotros y nosotros le debemos mucho”, indicó en una parte en su homilía el padre José María Velasco, párroco de la iglesia de la Candelaria.
Por su lado, los asistentes desde sus lugares siguieron cada momento solemne, que entre cantos de lamentos, por la muerte de Jesús, estuvo también acompañado por momentos de silencio en donde cada uno meditaba en su interior con el Dios que resucitará este Domingo de Pascuas.
Los encargados de la celebración, en el inicio, acordaron las lecturas bíblicas con el público, de modo a que todos los presentes puedan seguir el orden de la celebración y entender el contexto para revivir el momento en que Jesús fue aprendido por los romanos y luego crucificado.
El cura de la iglesia la Candelaria en la homilía central pidió a Dios, que aún estaba clavado en la cruz, que guíe al Hombre en sus momentos de debilidad como él hizo durante toda su vida y más aún cuando pasó el mayor de las pruebas. “La cruz que llevaba era para que lo sacrificaran en nombre de todos nosotros, él dio su vida por amor a nosotros y nosotros le debemos mucho”, indicó en una parte en su homilía el padre José María Velasco, párroco de la iglesia de la Candelaria.
Por su lado, los asistentes desde sus lugares siguieron cada momento solemne, que entre cantos de lamentos, por la muerte de Jesús, estuvo también acompañado por momentos de silencio en donde cada uno meditaba en su interior con el Dios que resucitará este Domingo de Pascuas.